miércoles, 8 de septiembre de 2010

Alimentación de caracoles con vegetación nativa produce buenos resultados

Mejorar la producción de caracoles y reducir sus costos, es el objetivo de la investigación de cuatro estudiantes de último semestre de Zootecnia pertenecientes al semillero de investigación Gedisipe (Gestión empresarial para el desarrollo integral del sector pecuario), quienes basaron su proyecto de grado en los efectos de introducir plantas de la región en la alimentación de los caracoles neonatos (primeros 45 días de vida) de la especie Helix aspersa máxima.

"A nivel mundial y nacional se ha incrementado la demanda de caracol, pero es poca la oferta a pesar de que es de fácil producción y requiere poco manejo y espacio, por ello quisimos investigar de qué manera puede facilitarse aun más su cultivo", explicó Diana María Gallego Uribe, quien junto a Oscar Eduardo Herrera, Mauricio Londoño y Carlos Augusto Valencia, realizó la investigación.

En la investigación los jóvenes utilizaron harina de leucaena, quiebrabarrigo y maní forrajero, en contraposición al concentrado comercial en la dieta de los caracoles durante el último semestre y como resultado encontraron que  los efectos del maní forrajero son buenos y muy similares a los del concentrado, produciendo baja mortalidad. Aunque con las demás plantas no se obtuvieron tan buenos resultados, se sigue investigando para encontrar las proporciones de éstas ideales para  la alimentación de los caracoles.
"Todas esas plantas que tenemos en la zona se pueden volver harina y hacer un concentrado para caracol que da muy buenos resultados, además de las que ellos utilizaron, existen otras propicias como chachafruto, plátano, yuca, ahuyama, arracacha, mezcla que podrían utilizar los productores balanceándolas con el concentrado comercial", explicó Iván Montoya, docente investigador, líder del grupo Gedisipe, junto a Jesús Arturo Rincón Sánz y Álvaro de Jesús Aranzazu.

El profesor Montoya comentó que Unisarc lleva dos años y medio investigando la helicicultura, "empezamos buscando si los parámetros que necesitaba el caracol se adaptaban a la zona cafetera, resultó excelente, daba una reproducción más alta; pasamos a la elaboración del concentrado con materias primas convencionales como  torta de soya y harina de maiz y ahora queríamos utilizar productos de la zona, iniciamos en neonatos y queremos seguir con la parte de levante y la de ceba".

"La idea es demostrar que sí se pueden utilizar las materias primas que tenemos en la región, para la alimentación no solamente del caracol, sino de aves, cerdos, conejos, etc.", agregó.

El docente explicó que zootecnicamente el caracol es una especie que cuenta con muchas bondades, "la carne es de excelente calidad, tiene entre el 19 y el 20 % de proteína, aporta bajos niveles de grasa y es de fácil digestibilidad. El caracol es un producto que puede tenerse en cualquier sitio de la finca, bajo condiciones controladas,  se necesita un espacio muy reducido y una sola persona puede administrar entre 2 mil y 5 mil kilos de caracol, constituyéndose en una excelente alternativa produc tiva. Otra ventaja es que se trata de un producto de exportación que tiene ganado un lugar de privilegio en los mercados internacionales".

Afirmó que aunque el caracol que se comercializa es de origen europeo, en Colombia ya se encuentra la semilla, sin embargo su obtención no está muy masificada, "con este tipo de proyectos queremos que los estudiantes y productores se den cuenta que no solamente se debe trabajar con las especies tradicionales, cerdos, aves, bovinos y equinos, sino que hay otras que realmente dan productividad".

El profesor Montoya adelantó que en los próximos días iniciarán con una investigación de alimentación alternativa en porcinos basada en harinas de yuca, plátano y arroz.                                                            

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